Vejiga
¿Qué es la incontinencia urinaria?
La Incontinencia Urinaria es una condición que se presenta en diferentes enfermedades, afectando a todos los grupos de población, edades y, aunque es más frecuente en la mujer que en el hombre, a ambos sexos. Por su frecuencia, gravedad, connotaciones psicosociales y económicas, es una de las patologías más importantes de nuestra sociedad.
Afecta a mujeres, ancianos, niños y pacientes neurológicos que presentan a la incontinencia, no sólo como un problema médico y social objetivo, sino también un daño importante a nivel psicológico, suponiendo para la persona que la padece una limitación severa que afecta de forma permanente sus actividades. De esta manera, quienes padecen incontinencia urinaria limitan su vida social, su capacidad de visitar amigos, familiares, se preocupan por si huelen mal, se sienten deprimidos, así como también dejan de hacer ejercicios físicos y de rehabilitación. La vida sexual y de pareja también se ve afectada, ya que muchos se sienten avergonzados y de esta manera disminuyen su autoestima.
La incontinencia urinaria, además, genera abultados costos económicos ya que no solamente deben solventarse los tratamientos farmacológicos, kinesiológicos o quirúrgicos, sino también una serie de costos ocultos, como la compra de pañales, gastos de lavandería, perfumes, desodorantes, cremas para proteger la piel, etc.
La incontinencia urinaria es la pérdida involuntaria de orina objetivamente demostrable, que constituye, para la persona que la sufre, un problema social e higiénico.
Una concepción más general de salud implica una mayor comprensión de los aspectos sociales, entre los que la información tiene especial importancia. De esta manera se logra una prevención de enfermedades y una promoción de estilos de vida sanos. Dentro de esta concepción, la incontinencia urinaria debe ser considerada como una enfermedad en la que sus causas deben ser tratadas. En ese marco, los tratamientos actuales ofrecen una gran variedad de respuestas, desde las terapias kinésicas, farmacológicas y cirugías mínimamente invasivas, hasta las cirugías convencionales.
En abril de 1995, INDAS decidió encargar un estudio epidemiológico a una empresa especializada para obtener datos fidedignos sobre la población incontinente. El objetivo era extrapolar esos datos a la población total española con un alto grado de veracidad. Los resultados del estudio indican que en España existen más de 600.000 personas, con edades comprendidas entre los 35 y 65 años, que han padecido algún episodio de incontinencia en su vida.
Según estos datos, podemos diferenciar tres grupos de población de mujeres afectadas por incontinencia entre ligera y moderada, activas, no enfermas y que precisan realizar una vida normal.
La incontinencia como síntoma
Incontinencia de urgencia: es la pérdida involuntaria de orina asociada a un fuerte deseo de orinar con urgencia.
Incontinencia de esfuerzo: el paciente experimenta pérdidas involuntarias de orina durante el ejercicio físico, movimientos, etc.
Incontinencia inconsciente: puede ocurrir en ausencia de urgencia y sin reconocimiento consciente de la pérdida de orina.
Enuresis: significa cualquier pérdida involuntaria de orina, pero se usa para denominar la incontinencia durante el sueño.
Goteo postmiccional e incontinencia continua: ligado a la pérdida de orina tras la micción o al goteo continuo.
Métodos de diagnóstico
Un correcto diagnóstico es esencial para lograr un tratamiento eficaz. Para ello pueden realizarse numerosos estudios:
Análisis de sangre y orina.
Radiografías simples y contrastadas.
Ecografías renales y vesicales.
Estudios urodinámicos.
Estudios electromiográficos de los complejos efinterianos.
Estudios de medicina nuclear.
Metas del Tratamiento
La meta ideal de todo tratamiento de incontinencia es restablecer la micción completa, espontánea y voluntaria con intervalos secos entre micciones socialmente aceptables. Aunque este ideal es alcanzable, en algunas personas debemos conformarnos con conseguir una mayor retención y evitar que estén mojadas.
Al plantear el tratamiento, que puede ser médico, quirúrgico y/o paliativo con dispositivos que mantengan al paciente seco, debemos tener en cuenta otras circunstancias que van a determinar la solución que adoptemos, como son:
Limitaciones físicas del paciente.
Inteligencia.
El nivel de colaboración y motivación.
Posibilidades de colaboración familiar.
Factor económico.
Nivel de información.
Entre los diferentes tipos de tratamiento, podemos mencionar los siguientes:
Hoy en día contamos con gran cantidad de medicamentos que actúan disminuyendo las contracciones involuntarias de la vejiga y aumentando la resistencia del esfínter. Además, se encuentran en investigación numerosas drogas con el fin de superar la eficacia de los tratamientos actuales.
Además de las técnicas quirúrgicas convencionales, se encuentran a disposición numerosos dispositivos o pequeñas prótesis que permiten reforzar los esfínteres. Estos dispositivos pueden colocarse mediante pequeñas incisiones menores a 1 cm. Estas técnicas de cirugía mínimamente invasivas permiten una rápida recuperación de los pacientes con una inmediata reinserción social y laboral.
Vale la pena dedicar una mención a los tratamientos alternativos que, aunque no solucionen el problema, lo hacen más tolerable. Existen numerosas opciones que se adapten a las necesidades de cada afectado, permitiendo desarrollar sus actividades normalmente y sin limitaciones. De este modo, se logra su integración al mismo tiempo que se evitan los problemas higiénicos que la incontinencia conlleva.
Los absorbentes almacenan la orina por impregnación, manteniendo al paciente seco y evitando que la orina moje la ropa o la cama. Son el único recurso de las mujeres incontinentes que no llevan sonda y un recurso alternativo en algunas incontinencias masculinas.