Testículos
Cáncer
El cáncer renal es una formación tumoral que se origina directamente en el riñón. La mayoría nacen de la corteza del riñón y se denomina cáncer de células renales. Existe otro cáncer que se origina en la vía excretora que se denominan tumores de urotelio y que se producen en los cálices, pelvis renal o uréter y tienen otro origen y tratamiento. En este apartado nos referiremos solamente a los tumores que se originan en la corteza renal. El tipo más común de cáncer renal en el tumor de células claras y menos frecuente los tumores papilares o cromófobos.
Testículos no descendidos: Se denomina criptorquidia cuando los testículos no han descendido normalmente al escroto antes del nacimiento. Esta alteración se acompaña de un riesgo mayor de padecer cáncer de testículo.
Antecedente de cáncer de testículo previo: El paciente que ha padecido de un cáncer de testículo tiene una ligera mayor posibilidad de padecer cáncer en el otro testículo.
Muchas veces, el examen físico prácticamente confirma el diagnóstico. Seguramente su médico le solicitará una ecografía testicular, que es un estudio rápido e indoloro que confirmará el diagnóstico. Serán necesarios uno análisis de sangre, especialmente unos marcadores tumorales específicos denominados alfa feto proteínas (alfa FP) y beta gonadotrofina crónica (beta HCG) y láctico dehidrogenasa (LDH). También puede indicarle en ese momento una radiografía de tórax y una tomografía axial computada de abdomen y pelvis con contraste, o una resonancia nuclear magnética.
El tratamiento inicial es la exploración quirúrgica testicular por la vía inguinal. El urólogo decidirá en ese momento si es necesario realizar una biopsia intraoperatoria antes de extirpar el testículo. La cirugía consiste en la extirpación de todo el testículo, el epidídimo y el cordón espermático. Se puede colocar en ese momento una prótesis testicular con fines estéticos.
El patólogo establecerá de qué tipo de tumor se trata. En la mayoría de los casos el tipo histológico se denomina tumores seminomatosos. Los otros tumores, denominados no seminomatosos, tienen diferentes estirpes histológicas, carcinoma embrionario, tumor del saco vitelino, teratomas, coriocarcinomas. Existen diferentes factores pronósticos que serán analizados con el urólogo para determinar si es necesario un tratamiento posterior.
Estadio 1 es aquel que está enteramente confinado al testículo.
Estadio 2 es aquel que ha involucrado los ganglios del abdomen.
Estadio 3 es aquel que se ha extendido más allá de los ganglios del abdomen o que presenta metástasis en órganos no ganglionares, como el hígado, pulmones o cerebro.
El tratamiento variará de acuerdo al tipo de tumor y estadio del mismo. Las opciones, que se discutirán con el urólogo caso por caso, pueden variar entre:
Control o vigilancia: En la mayoría de los casos se produce la curación solamente con la extirpación del testículo por lo que los pacientes pueden entrar en un programa de vigilancia estricta. Se realizaran controles periódicos con marcadores tumorales y estudios de imágenes con tomografía computada o resonancias nucleares magnéticas.
Linfadenectomía retroperitoneal: En algunos casos especialmente en tumores no seminomatosos se puede indicar la extirpación de los ganglios linfáticos ubicados en el retroperitoneo. Esta técnica puede realizarse para estadificar la enfermedad o con finalidad curativa.
Quimioterapia: Consiste en la administración de drogas que actúan sobre las células tumorales existentes en el organismo. Grandes avances en los últimos 30 años se han logrado en el tratamiento de estadios avanzados, es decir cuando el tumor de ha extendido fuera del testículo como a los ganglios linfáticos, hígado, pulmón o cerebro, lográndose altas tasas de curación. Existen diferente esquemas de tratamiento siendo las drogas más comúnmente utilizadas el cisplatino, bleomicina y etoposido. Los médicos discutirán con el paciente los efectos adversos de estos tratamientos.
Radioterapia retroperitoneal: Algunos tumores de testículo como los seminomas son muy sensibles al tratamiento con radiaciones en los ganglios del retroperitoneo alcanzando altas tasas de curación.
La extirpación testicular es totalmente compensada por el otro testículo, por lo que no existirán trastornos hormonales. Temporariamente puede existir una alteración de la calidad de los espermatozoides, que en general mejora con el tiempo. En aquellos pacientes que requieren quimioterapia, es aconsejable obtener muestras de semen para el banco de esperma, ya que este tratamiento afecta la producción de espermatozoides, que por lo general mejora a partir de los 2 años del tratamiento. Lo mismo es aconsejable en los casos de radioterapia. Por otra parte, los pacientes a los que se les indica una linfadenectomía retroperitoneal pueden quedar con un trastorno eyaculatorio que les impida la emisión de semen. Estas posibilidades son menores con ciertas técnicas quirúrgicas.